Cada nombre guarda una historia, y esta es la nuestra. Kayri proviene de una palabra quechua ancestral: “Kay”, que significa ser, estar o aquí. Una palabra breve pero poderosa, que invita a anclarnos en el presente, a conectar con lo esencial y con lo que verdaderamente somos. Curiosamente, escrita de forma similar: “Kai”, significa cambio en japonés. Junto con una terminación inventada forman una palabra única. Y así, casi de forma natural, Kayri se convirtió en un símbolo que evoca la conexión con el presente, la armonía y la transformación: del espacio, del ritmo de vida, de nuestra manera de habitar el hogar. Ese refugio donde recargas energías, te alimentas, conservas tus tesoros más preciados, compartes momentos felices con los tuyos, sueñas… o simplemente eres. Una conexión viva, recíproca y profunda. Por eso es tan importante, aunque a veces lo olvidamos. En Kayri, trabajamos para hacer posible esa relación día a día.